Es un homenaje al vino y una celebración de vida. Es un teatrino donde los protagonistas son el chef, la comida y su preparación, el público y la buena obra de vivir. Es una experiencia para salir a comer totalmente distinta, saliéndose del esquema normal de un restaurante. Es un epicentro culinario donde no se copian ideas, sino que se inventan y se divulgan.
No es un restaurante pero se come. No es una clase pero se aprende. Es una experiencia donde nos enriquecemos con colores, olores, sabores, risas, estimulando tanto el corazón como el intelecto. Es una exploración culinaria.